10 octubre 202410 octubre 2024 Decenas de personas durante la manifestación del 8M, en Logroño. Alberto Ruiz / Europa Press
Cuando os digan que tenéis que poner el nombre, vuestra identidad, el cuerpo, en el señalamiento del agresor, no hagáis caso. No tenéis por qué hacerlo. Cuando os digan que tenéis que denunciar públicamente a vuestro acosador/agresor, no hagáis caso. No tenéis por qué hacerlo. No tenéis ninguna obligación, ni siquiera la de contar qué os ha sucedido. Podéis hacerlo, por supuesto y afortunadamente, pero no tenéis obligación. Podéis decir "a mí un actor me hizo tal cosa" o "a mí un conocido ginecólogo me hizo tal otra", pero no tenéis ninguna obligación de decir quiénes eran el actor o el ginecólogo, y muchísimo menos de dar vuestros nombres públicamente.
Cuando Gisèle, la esposa del violador Michelle Pelicot, decidió aparecer en el juicio y ante los medios, que el proceso fuera público, dio un paso importantísimo en la percepción que nosotras, y la sociedad entera, tenemos de la culpa y la vergüenza, incluso de la violencia misma. No en vano, el lema más repetido desde entonces es "la vergüenza debe cambiar de bando". Es el suyo un gesto magnífico, de los que marcan un hito en las modificaciones de la opinión pública. Al menos, de una parte de ella. Sin embargo —¡ojo!— hay quienes han aprovechado la decisión de Gisèle para cargar contra los avances feministas en la lucha contra la violencia machista.........