¿Hacia un golpe de Estado blando?
Estas semanas se han visualizado las grandes grietas que padece el Estado de derecho en España. Obedece a dos circunstancias. Por un lado, a la persistencia desde la transición política de grupos de poder derechista y ultraconservadores. Está derivado de los déficits democratizadores de una Transición no modélica, con diversos lastres de la reforma pactada: conservación de los principales grupos de poder del franquismo, en particular el poder judicial, junto con el militar y de seguridad, los grupos económicos oligárquicos, la alta burocracia del Estado y el aparato mediático.
Por otro lado, el bloqueo reformador y legislativo progresista y la impaciencia acosadora de las derechas, en un marco de cierta frustración social por la persistencia de graves problemas socioeconómicos y democráticos, junto con la ofensiva ultra y de sectores del aparato judicial.
Está derivado de la encrucijada estratégica en que se encuentra el proceso político, entre la primacía gubernamental de un gobierno de izquierda, con apoyo democrático parlamentario a su investidura, y la gran ofensiva derechista, con fuertes apoyos fácticos. Existe una dinámica de gestión reformadora limitada, menor en esta segunda legislatura dada la composición parlamentaria más escorada hacia la derecha, junto con la persistencia de un campo socioelectoral progresista, debilitado en su articulación y con una presencia menor de su izquierda, pero todavía suficiente para contrarrestar el campo social de las derechas.
En este equilibrio inestable, producto, por un lado, de la frágil mayoría parlamentaria con la que cuenta el gobierno de coalición que, a veces, ante los emplazamientos de Junts (y Podemos), se torna en minoría, y por otro lado, la prepotencia derechista de deslegitimación permanente del Ejecutivo presidido por el socialista Sánchez y su gestión regresiva en sus comunidades autónomas, utilizando las derechas todos sus recursos de poder para conseguir el recambio gubernamental y la reorientación del ciclo político.
Ante la imposibilidad de una moción de censura exitosa para su acceso al poder gubernamental, las derechas están configurando un clima político y mediático que permita articular golpes ‘blandos’ de raíz jurídico-política, para hacer insostenible la gobernabilidad, activar a su base socioelectoral junto con la inhibición del electorado........© Público





















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