O discursiño |
[Franco, Franco, que tiene el…].
Sí, perdón, buenos d.. ¡buenas noches!
[A ver si le ponemos letra al himno de una vez, que luego la mente nos juega malas pasadas. Los estribillos aprendidos en la infancia son como los jesusitodemivida y los padrenuestros: no se olvidan jamás].
Vaya por delante que no he hecho esto nunca. Lo único que nos unía al rey y a mí era su firma estampada en mi título universitario [empecé la carrera con El Campechano y la terminé con El Preparao]. Sin embargo, este 2025 han ocurrido cosas tan inverosímiles como la visita de Sus Majestades [la fórmula sirve para los de Oriente y para los de España, ¿no?] a mi municipio natal, Burela. Eso nos proporciona una suerte de hermandad que me legitima para sustituirle en ámbitos menos proclives a la monarquía [ya sabéis, Diario Público: cuna de rojos republicanos secesionistas feministas transincluyentes izquierdosos de la ETA].
Con estos mimbres inicio la tarea que la Jefa de Opinión me ha encomendado para el día de Nochebuena [tarea informalmente llamada en mi cabeza: O Discursiño]. Como la última y única vez que el CIS preguntó por el desempeño como monarca de Felipe VI