octubre 27, 2024octubre 26, 2024 El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d) la secretaria general, Cuca Gamarra, y el portavoz, Miguel Tellado, durante el Pleno del Congreso de los Diputados celebrado este pasado miércoles. EFE/Sergio Pérez
Da casi ternura escuchar todos los días, en las ágoras políticas y en los templos mediáticos, a los dirigentes del Partido Popular quejarse de la corrupción ajena. Es como si la caries se quejara del diente. Como si el grano se quejara del culo. Como si Oppenheimer nos advirtiera del peligro de usar escopetas de balines.
Por poner solo un ejemplo, ningún gobierno democrático del mundo puede presumir, como el de José María Aznar, de haber visto a tres de sus ministros entrar en la cárcel. Por no hablar de los intocables. Esos extraños seres que, rodeados de evidencias delictivas, continúan dándonos lecciones de moral, ética y gestión. Cual sacerdote que pronuncia su sermón sobre la pureza con un niño desnudo agachado bajo la sotana. No quiero dar más detalles. Las metáforas las cargan dios y el diablo, ese par de no-seres malignos.
Aunque no me he puesto a contar páginas, si atendiéramos a la cantidad de información........© Público