28/11/202428/11/2024 Freepik
Hasta hace no mucho se decía de forma irónica "si lo dice la tele, debe de ser verdad". La tele como fuente de autoridad última. Era un chiste, pero basado en hechos reales. Si se anuncia en la televisión es que es auténtico, serio o de buena calidad.
Ya no es así. Ahora la verdad no está en la tele, sino en las redes sociales. Al contrario que lo que sucedía con la televisión, sin embargo, la verdad de las redes no se basa en que sean fuente de autoridad, sino en todo lo contrario: en ponerla en tela de juicio. Su autoridad, por decirlo de otro modo, proviene de negar la autoridad.
Queda claro en las declaraciones de un político de Vox en el parlamento esta semana: "Gracias a las redes sociales muchos jóvenes están descubriendo que la etapa posterior a la Guerra Civil no fue oscura, como vende el Gobierno, sino una etapa de progreso y reconciliación". Gracias a las redes sociales los jóvenes (y los mayores) descubren que Franco fue bondadoso, la tierra plana y la lejía un remedio contra el coronavirus.
La idea del descubrimiento es complementaria a la de conspiración. Una conjura en la que participan historiadores, científicos, educadores y políticos para hacer creer a la humanidad en un mundo que no existe. Porque en realidad vivimos en Matrix y las redes sociales son la única herramienta para escapar de ella. Ahí está la gente en la que puedes confiar. Tipos comprometidos con la verdad y cien por cien apolíticos, que no te quieren vender ninguna moto, sino contarte las cosas como son: youtubers andorranos, criptobros de TikTok........