Si recurrimos a la filosofía, que a su vez denota amor al conocimiento o al saber, encontraremos que el amor es la fuerza primordial del espíritu dotada de actividad volitiva o voluntad, fuerza afirmadora y creadora de valores. Su esencia y su núcleo es una actitud de la voluntad, como integridad de la vivencia que lo forma, es decir, una actividad reconocedora, creadora, buscadora de unión del alma espiritual ante las personas, real o potencialmente portadoras de valores espirituales.
El devenir “nosotros” es el resultado de la acción del amor que extrae a la persona de su aislamiento en las varias formas de comunidad humana, entonces, en este estadio, es más fácil practicar el amor al prójimo y la solidaridad. El amor puede elevarse sobre la claridad del conocimiento y darle forma y hasta repercutir en él.
El amor proyecta sus haces sobre la vida afectiva sin ser necesario, pues el amor no es un simple o mero sentimiento de deleite ni un estado de sentimiento superior, por ejemplo: a Dios, aun en el caso de que el sentimiento siga otra escala de valores y, no cabe equiparar al amor a la tendencia puramente instintiva aunque sea sublimada.
Naturalmente es cierto que el amor íntegramente humano puede expresarse con el instinto para constituir una integridad vivencial como pocas y elevarlo a un nivel superior en los sentidos, eso acontece en los matrimonios o en las uniones de hecho; la tendencia en cuanto la experiencia apunta a la satisfacción del apetito de los instintos, convirtiendo a la otra parte en un medio para ese fin y viceversa; mientras que el amor se dirige a la otra parte afirmando y creando valor, también viceversa.
Amor y respeto no se excluyen mutuamente, son mejor, dos aspectos de una actitud fundamental del ser espiritual; ¿Cuantos crímenes y vejámenes a mujeres y niñas dejarían de cometerse si se entendiese esta inherencia de los dos aspectos citados?
El amor al prójimo se basa en el orden del ser y del valer y equidista de la filantropía meramente sentimental y encubridora de un refinado egoísmo; como del altruismo exagerado que solo admite como defendible en lo moral el obrar en atención al bien ajeno.
La historia reciente nos transmuta a la guerra en Ucrania; una invasión sin consideración alguna a las normas internacionales en divergencias entre pueblos, más aun y grave; ataque a ciudades y edificios de ciudadanos no involucrados en la guerra, mofándose de las normas de defensa y ataque solo a los puestos militares. En la historia inmutable que siempre refleja la verdad encontramos otros ejemplos desgarradores de ausencia de amor al prójimo y prevalencia de la vanidad: después de lanzar la primera bomba atómica en Hiroshima fundamentalmente compuesta de uranio en su núcleo, que cercenó en instantes la vida a más de 200.000 personas invaluables.
Los políticos y científicos norteamericanos decidieron, innecesariamente, pues Japón ya estaba derrotado con el ingreso de Rusia a la guerra, probar otra bomba, esta vez con núcleo de plutonio en Nagasaki; esta ausencia de consideración y amor al prójimo, aunque sea enemigo circunstancial, privó de la vida a más de 15.000 personas y otras miles incapacitadas de por vida. Acción criminal solo para satisfacer la soberbia del conocimiento de los inventores de tal deplorable arma de destrucción y la demencial ansia de ascenso de los políticos.
En la pandemia de más de tres años y que no se aleja definitivamente se hubiese demostrado el amor al prójimo si los gobernantes asumirían el cuidado de la población como su vida propia; trabajando las horas posibles del día y la noche para tomar las mejores determinaciones con base científica que favorezcan fehacientemente a la población, preferentemente a los olvidados, desposeídos y discriminados.
La compasión que es la compenetración con el sufrimiento e incertidumbre del prójimo en cualquier circunstancia, no solo en una pandemia, es decir, de los ciudadanos, por no disponer de poder y atenerse solo al criterio, sentido común y lógica de los gobernantes pero ¿tendrán estos gobernantes estas cualidades intelectuales y morales e investirán con decisión esa amplísima dimensión de responsabilidad? No hacerlo, en cualquier avatar de la vida, la responsabilidad judicial queda expedita.
Estos son los momentos críticos donde se evalúa que nadie debe postularse como gobernante si no comprende que su ámbito de poder prescribe altísima responsabilidad frente al pueblo y aquellos gobernantes que asimilaron conscientemente que se gobierna solo para el bien pueblo no tienen nada que temer.
Debe fomentarse el amor recíproco y la enérgica prestación de ayuda como una realización personal o colectiva, aunque no es la única medida de obrar debido a que es un tránsito para abrazar otros valores. El amor es la fuerza más poderosa para comunicar nuestra estructura a la totalidad de la comunidad humana.
FORO
Raúl Pino Ichazo T.
Abogado, posgrados en Derecho Aeronáutico, Arbitraje y Conciliación; Filosofía y Política
[email protected]
Amor al prójimo de una carencia en esta pandemia que no se aleja
9
0
04.06.2023
Si recurrimos a la filosofía, que a su vez denota amor al conocimiento o al saber, encontraremos que el amor es la fuerza primordial del espíritu dotada de actividad volitiva o voluntad, fuerza afirmadora y creadora de valores. Su esencia y su núcleo es una actitud de la voluntad, como integridad de la vivencia que lo forma, es decir, una actividad reconocedora, creadora, buscadora de unión del alma espiritual ante las personas, real o potencialmente portadoras de valores espirituales.
El devenir “nosotros” es el resultado de la acción del amor que extrae a la persona de su aislamiento en las varias formas de comunidad humana, entonces, en este estadio, es más fácil practicar el amor al prójimo y la solidaridad. El amor puede elevarse sobre la claridad del conocimiento y darle forma y hasta repercutir en él.
El amor proyecta sus haces sobre la vida afectiva sin ser necesario, pues el amor no es un simple o mero sentimiento de deleite ni un estado de sentimiento superior, por ejemplo: a Dios, aun en el caso de que el sentimiento siga otra escala de valores y, no cabe equiparar al amor a la tendencia puramente instintiva aunque sea sublimada.
Naturalmente es cierto que el amor íntegramente humano puede expresarse con el instinto para constituir una........
© Opinión
visit website