Lejano el tiempo, cuando los equipos de asociación eran apenas mantenidos por quijotescos dirigentes de diversos oficios, como sastres, electricistas, zapateros o cualquier cosa, que adoptaban a sus jugadores, que quizá recibían mayor atención, mimos y regaños que sus propios hijos.
Esa máquina moledora destrozó el romanticismo del fútbol, instituyó como dios el vil metal, dando lugar a dirigentes resabiados que secuestraron este deporte y que lo mal manejan con el mayor cinismo e impunidad.
Primer requisito para ser parte del nuevo mundo del fútbol, estar tan desquiciado como para........