El proyecto social y popular del MAS atraviesa una disputa interna que va directo a una ruptura definitiva. Una historia de ambiciones desmedidas, una obsesión por el poder que ya dejó de lado la necesidad del proceso histórico, proceso que no personaliza un solo nombre como si este fuera la única posibilidad para el tiempo que dure la revolución. El tiempo de la legitimidad del caudillo mayor se ha terminado y se ha transformado en un factor de antagonismo, es factor de desigualdad porque se cree el elegido eterno, es la única salvación para el país. Del otro lado, la lógica del discípulo/alumno nunca funcionó, supone aceptar el advenimiento de otros liderazgos que nunca estuvo en los planes, es el desprecio por el otro y la no aceptación de que el proceso es de todos y no de uno solo.
La democracia de Evo es someter el pensamiento plural y diverso, es reducir y concentrar todo el poder en uno y nada por fuera de ello. Lucho tiene el poder y su gobierno, a nombre del MAS, ya no es del........