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Derbys H. Domínguez Fragela: “¿Cómo escribir poemas, y no ser poeta?”

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18.10.2024

¿Cómo te presentarías?

Soy Derbys H. Domínguez Fragela, poeta, ensayista, editor y, si cabe, crítico literario.

Nací en Sabanilla del Encomendador, Matanzas, en 1974. Como ahí también nació Juan Gualberto Gómez, el nombre del pueblo fue cambiado por el del periodista patriota.

A los 7 años empecé a pintar. Quería aprenderme el almanaque de memoria, le pedí ayuda a mi papá y me dijo “después”, porque estaba muy cansado. Me acosté en el piso, con algunas hojas de papel y me puse a escribirlo; al terminar, hice, de manera corrida, un grupo de dibujos. Mi mamá me llevó, con ellos, a la Casa de la Cultura del pueblo y allí recibí las lecciones correspondientes. Estudié Artes plásticas en la escuela provincial. Aprobé el pase de nivel y por razones ajenas (me quitaron la beca y se la dieron a otro) no pude continuar los estudios en La Habana. Me fui al pre en Jagüey Grande, la escuela al campo, recogida de naranja, chapeo, regadío, en fin… Me pasaba los turnos de clase dibujando en las libretas. En el pre me enamoré por primera vez, con 16 años, y como soy tímido me hice amigo de la muchacha, nos veíamos cada noche en el pasillo, durante la recreación, para conversar. Una noche ella no bajó y fui presa de una muy honda tristeza. Subí corriendo al albergue, agarré una libreta y la llené de garabatos. Así empecé a escribir poemas y a leer de otra manera. Desde esos años (excepto en un momento de depresión que me propuse dejar de escribir, fracasando en el intento) no he dejado de escribir ni de leer. (Soy un escritor y un lector furtivo, pasional, voraz, febril).

Todo esto sucede mientras el Periodo Especial llegaba a nuestras vidas, años 90. De allí salí a estudiar teatro, en La Habana; la de los apagones aquellos por municipios, el Cerelac y las guaguas ausentes, pero aún con vestigios interesantes: los conciertos de Santiago Feliú y Carlos Varela, el Festival de Cine, las ferias del libro en el Pabellón Cuba, donde te encontrabas con autores que aquí no se publicarán y las editoriales extranjeras te regalaban los libros el último domingo, al concluir la Feria… Estudié en la Escuela Nacional de Instructores de Teatro. Al graduarme, me ubicaron en El Mirón cubano. Albio Paz lo dirigía. Allí hice mi servicio social y llevé los zancos al grupo, como elemento distintivo dentro del teatro callejero que hacían. Estando en El Mirón, envié mi poema “Diálogos bajo la llovizna” a la primera edición del concurso Elizer Lazo, de la AHS. Resultó ganador y al año siguiente Ed. Vigía hizo la plaquet pertinente. A partir de este premio sentí y reconocí que debía dedicarme a la literatura, a la poesía. Pedí la baja en El Mirón y me fui a mi casa, en Sabanilla, a leer y escribir. Así no podía sostenerme económicamente y acepté dirigir la sección de literatura de la AHS, propuesta que me hizo José Hidalgo. Allí hicimos la revista Aurora (homenaje al periódico matancero del XIX) y fundamos Aldabón, el sello de la AHS. Después de esto pasé a trabajar en muchos lugares, siempre con la idea de que me diera tiempo para leer y escribir.

Alfredo Zaldívar me invita a trabajar, como editor, en Ediciones Matanzas. En Matanzas, además de editar, tuve mi espacio de promoción literaria, “El sombrero de Zequeira”, en la librería El Pensamiento y “La guillotina”, de crítica, en la Uneac.

Actualmente me he mudado a Cienfuegos. El amor ha hecho que cambie de ciudad y aquí comienzo a adentrarme, como editor, en Mecenas.

He publicado los poemarios Residuo (Ediciones Aldabón, 2009) y Futurama (Ediciones Matanzas, 2014).

Día cero, mi más reciente poemario, se encuentra en proceso por Letras Cubanas y debe aparecer primero como e-book y después impreso, según aparezca el papel.

¿Qué queda en ti de aquel niño que quiso ser artista plástico?

Escribir, para mí, es un proceso análogo al acto de dibujar. Cambié o sustituí colores, figuras, líneas, por palabras; eso hace que escritura y pintura representen algo similar; que verso y trazo gráfico sean continuidad del mismo impulso creativo. Veo y entiendo mis poemas —si cabe llamarles así— en calidad de manchas, borrones, dripping, collage, instalaciones verbales en el pequeño muro o pared rectangular que es el papel, metáfora del espacio dado para expresar ideas. El soporte —llámese lienzo, cartulina, hoja— no establece diferencias radicales entre lo que desde pequeño he querido hacer: escribir sobre los objetos, interviniéndolos; pintar encima de las palabras, distorsionándolas.

¿Dibujas aún?

No dibujo desde hace mucho, aunque me gusta decir que lo hago cuando escribo, con palabras, y que compongo poemas mientras dibujo sensaciones, ideas, dudas; o mejor, porque me interesa la indefinición —vivo de ella—, que escribo como si dibujara y creo figuras como si escribiera. Esa indeterminación es mi trabajo y lo que, en algún momento —de merecerlo— debe llamarse la obra. Consiste en ir y venir de los colores a las palabras, del dibujo al poema, canjeando, sustituyendo, trocando identidades, buscando a uno en el otro e, incluso, persiguiendo en el primero lo que ofrece el segundo, y por lo mismo no aparece, o no se encuentra. Lo que me interesa es recorrer el vacío que se extiende entre versos y manchas.

Con frecuencia siento ganas de pintar, retengo los deseos, los aplazo; las palabras se acumulan en mi cuerpo, dentro y fuera, caminan sobre la piel y al interior forman algo similar a un caos ruidoso, que con el paso de los minutos, y la acumulación de malestares, me exige escribir, buscando, desesperado, las formas del poema; como el torbellino es desmedido e incontrolable, no hay manera de que entre o quepa en las estructuras tradicionales que ofrece la poesía, y lo que hago queda afuera, aparte, separado de ella, como si se derramara el contenido del que estoy hecho.

¿Crees que haber tenido una formación temprana en esa disciplina entrenó de algún modo tu mirada?

Sí, haber estudiado Artes Plásticas en la Escuela Vocacional de Arte (E.V.A.) de Matanzas, nivel elemental, de 1986 a 1989, no solo me dio las herramientas para ejecutar el cuadro, sino que........

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