En esta misma columna he aludido a mi nota de investigación sobre las UMAP, publicada en 2015, y casi desaparecida de Internet. Consistía en una breve caracterización de “la hora de las UMAP”; y se nutría de casi veinte entrevistas individuales y en grupo, entre ellos reclutas, guardias, jefes militares, psicólogos; de numerosas memorias publicadas, especialmente de religiosos; y de algunos documentos y discursos no difundidos de la época.
A mi juicio, los textos disponibles sobre las UMAP siguen careciendo de un examen sobre el contexto histórico y político de la Cuba de entonces, así como de documentos que puedan servir para una revisión histórica crítica.
En vez de entenderlas en su época, cuando los homosexuales eran incomprendidos, discriminados e reprimidos en todo el mundo, se atribuye a las UMAP la intención de borrarlos de la sociedad cubana, recluyéndolos indefinidamente en campos de concentración, de donde no podrían salir, con el fin de “anular a los individuos que fueron considerados indeseables y excluibles dentro del nuevo concepto de Nación”.
No resulta raro el predominio de los estereotipos y el anatema que han hecho de las UMAP un tópico maldito, como ningún otro en más de medio siglo, una especie de flor que algunos cultivan con sus propios fertilizantes.
Una investigación a fondo requeriría, naturalmente, acceso a fuentes y testimonios ignorados, que permitan analizar lo que pasó, sus causas y contexto.
Me he propuesto volver en breve sobre algunos testimonios ignorados, y también reveladores, como los de guardias y jefes militares que entrevisté; contrastándolos con las minuciosas crónicas de los pastores evangélicos, para dedicarles el tiempo y la caracterización que merecen.
“Hx” y poder
Hablando de fuentes primarias, hace poco acaban de ponerse en circulación en las redes sociales algunos documentos originales, supuestamente extraídos de archivos anónimos; entre ellos, algunos que recogen aspectos del trabajo dirigido a la población gay en las UMAP. Sobre ese punto en específico quiero volver aquí, con el fin de arrojar luz sobre el propósito del trabajo en los campamentos, desde sus propios protagonistas.
Para caracterizar el papel del equipo de jóvenes psicólogas que fue solicitado por las FAR para trabajar en el contingente de las UMAP, he vuelto a Beatriz Díaz, quien lo integró. A ella la había entrevistado en 2015, como parte de mi investigación, y le he pedido que revise y amplíe mis preguntas, casi diez años después.
¿Cómo explicarse las UMAP? ¿Qué factores de aquella época pueden haber influido en la decisión de crearlas?
En aquella época existía un pensamiento que enaltecía el trabajo físico, y lo concebía como algo que hace desarrollarse a las personas. Al mismo tiempo, se le utilizaba para sancionar, no solo en el caso de los cortes de caña en Camagûey, sino en Guanahacabibes, Pinar del Río, adonde se enviaba a los cuadros que tenían determinados errores.
Era el estilo de una época, donde ocurren procesos similares, aunque no tan estructurados ni tan grandes, ni tan abarcadores como las UMAP, pero sí basados en una idea prevaleciente de que mediante el trabajo físico las personas podían cambiar, desarrollarse, hacerse mejores.
¿Cuál fue el origen del trabajo de investigación solicitado a la Escuela de Psicología sobre las UMAP? ¿Cuál era el objetivo?
En la escuela realizábamos trabajos de distinto carácter, más bien sociológicos, como el que dirigió el Dr. Aníbal Rodríguez en 1965, en nueve centrales del norte de Oriente, que fue el inicio de nuestra participación en tareas semejantes, de manera que se........