Pintores estadounidenses colorean la guerra en Cuba (I)

Las memorias de la guerra Hispanoamericana, o hispano-cubano-norteamericana, cuenta con decenas de registros. Habrá pocos como el testimonio visual que sumaron a golpe de pincel y plumilla artistas cuya sensibilidad y buen ojo captó el intríngulis humano de una contienda, de la cual pasaron 126 años este verano.

El tema me mantiene ocupado, al punto que concluyo una novela cuyo trasfondo parte de la sensibilidad de los profesionales que, inscrito en uno de los batallones de voluntarios, llegó a la isla, donde realizó una serie de esbozos que hoy constituyen el cuerpo de su obra pictórica.

Pero es un tema amplio: profesionales que por estilo, técnica y uso del color habrían de encontrar la fama en años posteriores, como los pintores Howard Chandler Christy o Frederick Remington, estuvieron entre los cientos de periodistas, fotógrafos y cineastas que viajaron al oriente de Cuba con la única intención de atestiguar el tono de una contienda.

Un fervor justicialista había ido colándose en el ánimo de la nación estadounidense mediante crónicas y reportajes escritos al calor de los acontecimientos que estallaron con el Maine. Las ilustraciones de estos artistas, sin embargo, habían ido inyectando impresiones, sentimientos, sensaciones a la imaginación del público lector desde las primeras entregas.

La fuerza de los acontecimientos, captada mediante plumilla, acuarela u óleo, transformó determinados hechos y sus protagonistas en parte de una leyenda. Narraciones nos acompañan hasta hoy y sirven para alentar el valor de la justicia o el coraje y la fuerza de la perseverancia. Tan decisiva fue........

© OnCuba