Blancas navidades |
Se acercan las fiestas navideñas, que se celebran o recuerdan en muchos países. Creo que este año el mundo en que vivimos está tan mal —con guerras, genocidios, masacres y crisis económicas— que pocos tendrán deseos de festejar. Ni hablar de nuestro país, con su interminable y trágica policrisis y la espantosa epidemia de virus y arbovirosis. Pero, así y todo, las celebraciones tendrán lugar y en muchos sitios aparecerán arbolitos con sus guirnaldas y Santa Claus; las tiendas y comercios obtendrán grandes ganancias y los creyentes de algunas religiones conmemorarán la llegada del Niño Jesús. Son tradiciones milenarias —lo de Santa Claus es más reciente— que se han ido asentando con los años.
Las tradiciones no se cambian ni se imponen por decreto, como ocurrió en nuestro país desde 1959. Gracias al diario de una amiga algo mayor que yo, supe que el Día de Reyes, que siempre se había celebrado el 6 de enero, se pasó durante un tiempo para el día 11, por la entrada de los barbudos a Occidente. Sospecho que nadie hizo caso. Pero aquello ya era una señal de las decisiones arbitrarias que rigieron y aún rigen la política en este país.
No voy a hablar sobre los orígenes de la Navidad ni tampoco entraré en detalles de la intolerancia —por no usar una palabra más fuerte— del gobierno, a partir de 1959, hacia todo tipo de........