Irán, Hezbollah, Israel: tensión ante una posible catástrofe
El mundo espera la respuesta a los asesinatos cometidos por Israel en Teherán y Beirut. Pueden desencadenar una guerra de alcance indefinible.
“¿Cómo responderá Irán? ¿Será Irán o será Hezbollah quien responda?” Así se han interrogado durante largos días titulares, artículos y periodistas de todo el mundo después de los asesinatos recientes de altos jefes de Hamás y de Hezbollah por parte de Israel.
La imaginación de los periodistas y de los políticos ha estado intentando construir los escenarios que se crearían si continuara el intercambio de acciones entre el estado sionista y sus enemigos locales.
De repente, la atención mediática ha derivado tristemente en otra dirección: el bombardeo criminal —y por supuesto impune— de las Fuerzas de Defensa de Israel contra escuelas en Gaza, con el saldo de cien víctimas inocentes, que se suman a los casi 40 mil muertos desde que comenzó la aniquilación de la población de la Franja. En una declaración racista y fascista, los portavoces israelíes dijeron que allí había unos veinte combatientes de Hamás.
Las posibilidades de que los acontecimientos se vayan de las manos son enormes, y los escenarios posibles son armagedónicos.
La decapitación de las organizaciones enemigas ha sido frecuente en las prácticas del Mossad.
En este caso significa también que Israel no quiere llegar a acuerdo de paz alguno en Gaza. Ismail Haniyeh era el representante más autorizado de Hamás en los diálogos que buscan cómo detener la carnicería que se desarrolla ante los ojos de todo el mundo.
Haniyeh tampoco era un representante ocasional en esos diálogos, sino un líder histórico, desde los inicios de este movimiento, cuando todavía era utilizado por Israel para garantizar la división del movimiento palestino en dos territorios y dos organizaciones rivales, Al Fatah en Cisjordania y Hamás en Gaza.
Pero era también un líder que logró una aceptación más allá de las fronteras gazatíes. En el 2006 y con gran pompa, Israel, Estados Unidos y sus aliados occidentales animaron unas elecciones entre los palestinos, en las que se decidiría quién sería el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina, tras la muerte de Yasser Arafat en 2004.
Se realizarían con observadores internacionales de imparcialidad reconocida, como el Centro Carter, o la UE, la que utilizó a más de 200 observadores que monitorearon las elecciones en Cisjordania, la Franja de Gaza, y Jerusalén Este.
El resultado decepcionó a los animadores de la consulta popular. Hamás, encabezado por Haniyeh, obtuvo 74 de los 132 escaños en el Consejo Legislativo Palestino. Fatah, el partido que había dominado la política palestina desde la creación de la Autoridad Nacional Palestina, obtuvo 45 escaños.
Por supuesto........
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