Un pequeño agricultor del cono sur latinoamericano de apellido Mujica nos recordaba que, para tener vacas, hay que tener terneros, y para ello hay que tener pasto, y que para tener pasto hay que tener tierra. Con ello ponía de manifiesto algo que parece una obviedad, y es la necesidad de entender estos procesos en toda su magnitud y amplitud, en lugar de verlos segmentados y separados unos de otros.
No es este un artículo para abordar los problemas del sector agropecuario cubano, algo que ha sido tratado en muchos otros y por muchos otros colegas más entendidos que yo en la materia. Mi propósito es invitar a razonar sobre nuestra economía y la manera en que en los últimos tiempos se intenta conducirla, y claro que la agricultura está implícitamente incluida.
Nuestra economía, como cualquier otra, es como la vaca de marras: necesita de sus terneros, que en este caso serían sus empresas; del pasto, que vendría a ser las fuentes de inversión; y de la tierra adecuada, que no........