La Convención Republicana y Vance

La recién finalizada Convención Nacional Republicana ha sido un evento marcado por el triunfalismo y el voluntarismo. Y puesto en gran medida a repetir las consabidas mentiras de Donald Trump, ahora mismo receptor de un “estado de gracia”, una euforia de sus seguidores sin precedentes después que sobreviviera al atentado del pasado 13 de julio. Fue un evento cuidadosamente facturado en términos de imágenes. Una de ellas, situar a varios afroamericanos en el estrado en abierto contrataste con los delegados, abrumadoramente provenientes del mundo blanco, anglosajón y protestante (grupo conocido como WASP, por sus siglas en ingles).

Pero posiblemente entre esas imágenes ninguna sea tan atractiva como la del flamante candidato a vicepresidente J. D. Vance, empezando por una biografía que es, en sí misma, una suerte de apología del populismo.

Vance hizo su debut en la Convención con un discurso que subrayó sus raíces y su educación en los Apalaches. “Nunca en mi imaginación más loca hubiera creído que estaría aquí esta noche. Crecí en Middletown, Ohio, un pequeño pueblo en el que la gente decía lo que pensaba, construía con sus manos y amaba a su Dios, su familia, su comunidad y a su país con todo el corazón. Pero también era un lugar que había sido dejado de lado y olvidado por la clase dominante estadounidense en Washington”.

No podía dejar de mencionar, claro, su tiempo en la Infantería de Marina ni de apoyarse en emotivas historias de su familia y su abuela, “dura como un clavo”, y en las luchas de su madre soltera contra la adicción.

Por supuesto, hubo elogios a Trump, destacando el momento en que el expresidente levantó el puño en el mitin de campaña de Pensilvania, después de casi perder la vida. “Miren esa foto suya desafiante, puño en alto. Cuando Donald Trump se puso de pie en ese campo de Pensilvania, todo Estados Unidos lo apoyó. Incluso en su momento más peligroso, estábamos en su mente”, dijo Vance. “Su instinto era para nosotros. Para........

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