On-Décimas: Mijaín López, leyenda
Mijaín López, leyenda.
Mijaín López, campeón.
Es decir, pentacampeón.
Es decir, una tremenda
figura. Un ser que refrenda
lo grande del ser humano.
Llegó como veterano
y, sin alardes ni ruido,
cumplió con lo prometido
a todo el pueblo cubano.
Dedicó el oro a Bartolo,
a su papá, a su memoria.
(“Que Dios lo tenga en la gloria”:
Mijaín no luchó solo).
Desde el cielo, un protocolo
inédito. Colchón, ring,
tamiz… Y todo, por fin,
sube al podio. Y Cuba estalla.
¿Quién exhibe la medalla?
La Leyenda, Mijaín.
Aplaude la Mona Lisa
desde el Museo del Louvre.
La Torre Eiffel se descubre.
El Sena corre deprisa.
Recuperamos la risa,
el orgullo, la emoción.
Felicidades, campeón.
Bien conseguido. Bien hecho.
Medalla de oro en tu pecho.
Lágrimas en el colchón.
Mijaín, medalla en mano.
El gigante del caimán.
El de Herradura, el titán,
guajiro grecorromano.
Este fenómeno humano
nos llevó a nuevos extremos.
Hoy, nuevamente, sabemos
a lo largo del país
que se puede ser feliz,
¡y que nos lo merecemos!
¡Qué grandeza, Mijaín!
¡Qué histórico lo que has hecho!
Alza el puño. Saca pecho.
Lúcete. Ríe sin fin.
Un genio y un paladín.
Un gladiador ejemplar.
Negro. Humilde. De Pinar.
De las vegas de Herradura.
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