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Jeff: “Pregúntale a José Emilio a ver qué piensa de eso”

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26.07.2024

Es menudo y sonriente. De ojos vivos. Le gusta conversar, aunque, parece, lo suyo es hacer. Cierto movimiento nervioso en las manos delata la avidez por extraer imágenes de las diferentes materias que le salen al paso. Desde enero de 2022 regenta un espacio que va siendo referencia obligada de la noche habanera, mezcla de taller, sala de exhibiciones, snack bar y café concert. Allí, en la calle 14, entre 11 y 13, El Vedado, se le puede encontrar, casi siempre detrás de un tabaco.

Leo en su statement: “Como artista me debo a mi tiempo; como hombre, a mi historia. Mi obra es reflejo de mi experiencia. Cada etapa propone aprendizaje, cada qué me dice el cómo…”.

Es José Emilio Fuentes Fonseca (JEFF), nacido en Granma en 1974. A finales de 2023 colmó las paredes de la Galería La Acacia con una colección de pintura que se presentó bajo el enigmático nombre de 90 m x 10 A = JEFF, desde entonces estoy intentando concretar esta entrevista. Además de Cuba, sus piezas se han visto en España e Italia.

Relátanos cómo fue tu infancia, y si lo que sería tu destino profesional y humano —ser artista— se prefiguraba en esos primeros años.

Nací en Niquero, Granma, y fui trasladado a los 7 años para Güira de Melena. En Niquero, durante esos años iniciales, pueden haberse dado las primeras señales de lo que luego sería mi destino. En ese entorno los niños teníamos que hacernos los juguetes, ¡todo era tan primitivo! Creo que esa circunstancia estimuló la imaginación, encendió la creatividad en mí.

¿Cuándo, en qué circunstancias se dio tu traslado desde Granma a Güira de Melena, y de ahí a La Habana? ¿Qué te pareció la ciudad en tu primera visita?

Era muy pequeño. Mis primeros traslados fueron por problemas de salud, los cuales tuve que venir a solucionar aquí. La primera visita fue directamente a ver médicos. Después vine a vivir, y me encontré con una realidad distinta. Recuerdo los viajes en el tren hasta llegar a La Habana, y cuánto me impresionaba ver las grandes construcciones de la ciudad, las vidrieras de las tiendas, los juguetes… Era otro mundo.

¿Cómo accediste a los estudios de artes visuales?

Estudiar arte fue algo casual. Aunque esa inquietud siempre estuvo dentro de mí, mis prioridades como niño eran otras.

Todo comenzó un día que salimos a robar frutas. Íbamos mi hermano, otros amigos y yo. El plan era ir a robar naranjas, y de momento terminamos en el parque de Güira, pintando. Era una semana de la cultura o algo así. Entre los adultos que organizaban aquello estaba Néstor Morales. Él me vio pintando, notó que tenía algunas aptitudes, y me dijo que si quería estudiar arte él me preparaba. Y así fue. Hice la prueba y la aprobé.

En la Escuela Elemental de Artes Plásticas Juan Pablo Duarte, de Güira, estuve los tres años de ese nivel. Luego me presento a las pruebas para la Escuela Nacional de Arte, pero bajaron solo 13 plazas, y quedé fuera. Intenté entonces con San Alejandro; tampoco aprobé, no pasé de la primera ronda. Me fui para mi casa muy triste y deprimido.

Mi madre me había dicho que si no estudiaba tenía que trabajar. Fui a parar a la agricultura; y por la noche seguía mi formación en la Facultad Obrero Campesina. Así estuve un tiempo, pasando por diversos trabajos del campo. Hasta que un día senté a mis padres y les dije: “Voy a intentar estudiar arte otra vez; quiero que me apoyen”.

Me preparé duro. Logré uno de los primeros........

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