Bolivia- Israel: la política exterior de romper y reanudar |
En menos de dos décadas, Bolivia ha roto relaciones diplomáticas con Israel en dos ocasiones y las ha reanudado también dos veces. En 2009, sin explicación alguna, el entonces presidente Evo Morales decidió interrumpirlas. Tras su salida del poder, el gobierno de Jeanine Añez las restableció en 2020. En 2023, el presidente Luis Arce volvió a romperlas, esta vez amparándose en la ocupación militar israelí de la Franja de Gaza. Finalmente, la pasada semana, el canciller boliviano Fernando Aramayo, desde Washington, anunció el restablecimiento tras una reunión con su homólogo israelí, cerrando —al menos por ahora— este bochornoso ciclo de idas y venidas.
Cuatro gobiernos, cuatro posturas distintas. Más allá de la opinión que cada quien pueda tener respecto de Israel o del conflicto palestino-israelí, esta secuencia evidencia una realidad lamentable e incómoda. Bolivia no tiene una política exterior de Estado; ni siquiera se respetan de manera consistente los principios rectores contenidos en el artículo 255 de la Constitución. En el mejor de los peores escenarios, las decisiones se adoptan en función de emociones, afinidades ideológicas o impulsos personales del Jefe de Estado o del Canciller de turno. En el peor, obedecen a simples órdenes verticales. Un telefonazo por línea baja que se ejecuta sin discusión, disfrazado de “decisión soberana”.
Bolivia parece ser el único país del mundo cuya política exterior funciona como........