El final de la disputa por el control de la sigla

Todo parece indicar que estamos llegando al final de la disputa -mejor dicho, guerra- por el control de la sigla, en el seno del Movimiento al Socialismo (MAS), entre los dos bloques: el ala “radical” evista versus el ala “renovador” arcista.

No creo que alguien podría haber imaginado este inesperado y extraño desenlace, que tiene inicio, en una suerte de “ondas sísmicas de largo alcance”, en los resultados del Referéndum del 21F, donde Morales es rechazado por el voto popular para postular -en los hechos- a su cuarto mandato. En ese sentido, el 21F, es el punto de inflexión, nunca más nada fue igual para Morales.

La secuencia de esta decadencia, como hemos visto, comienza con el 21F. Luego, el 2019, es obligado a dejar abruptamente el poder. De la forma en que fue desplazado, para quien adolece del “síndrome de hubris”, la enfermedad del poder, ha debido ser algo terrible

Ahora sucede y tiene lugar lo inimaginable. Después de ser alejado definitivamente del poder, independientemente de la forma, pierde la sigla. Pierde la propiedad del partido, que manejo a su antojo, durante poco más de un cuarto de siglo. Ni en sus más remotas elucubraciones habría imaginado este inesperado desenlace. Para él y sus más incondicionales seguidores, la perdida de la sigla es similar a la de una terrible desgracia.

A partir del reconocimiento del Tribunal Supremo Electoral (TSE) a Grover García como presidente del MAS, le es arrebatado a Morales el control y manejo del partido, que condujo........

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