Este 10 de noviembre se cumplieron cinco años desde que un fraude eleccionario oficialista detonara el fracaso estratégico del llamado Movimiento al Socialismo (MAS) y condujera al estrepitoso derrumbe de su casi quindenial gobierno.
Ya había sido fraudulenta la primera reelección (2009) de quien una década más tarde terminaría fugando del país, pues apeló a una leguleyada para hacer creer que en realidad se trataba de una primera elección por haber surgido un “nuevo” Estado (el “Plurinacional”). Lo fue asimismo la segunda, en 2014, porque ya entonces la Constitución solo permitía una reelección continua. Y más dolosa incluso fue la siguiente (2019), inadmisible constitucionalmente y negada además por la mayoría ciudadana en el referendo de 2016, el cual el MAS desconoció con el engaño de que la “reelección indefinida” era un “derecho humano”. Cabe recordar que, de manera extraña, el oportunamente interrumpido y reanudado conteo de votos favoreció en la ocasión al repetitivo candidato gubernamental con la cifra que exactamente necesitaba para proclamarse vencedor, aunque él mismo, poco después, tuvo que anular esos comicios debido a las irregularidades registradas.
Pero, ¿por qué hablar de fracaso estratégico? Primero, debido a que el manejo masista de la crisis........