Que llueva, que llueva
La lluvia revela. El agua lava y pone al descubierto lo que estaba escondido. El turbión destruye, sobre todo si no hay medidas de previsión. Cuando llueve poco rogamos que el cielo descargue nuestra fuente de vida, que los campos reverdezcan y que se llenen las lagunas de reserva. “Ojalá que llueva… rogaremos a San Pedro”. Pero cuando llueve mucho, lamentamos los desastres: “Ojalá que deje de llover”.
Sin embargo, las lluvias apenas comenzaron el sábado 23 de noviembre. Tres lluvias breves y ya tenemos consecuencias nefastas. La primera dejó el saldo de una niña ahogada en lodo y numerosas casas dañadas a raíz de una mazamorra que arrastró toneladas de tierra hasta Bajo Llojeta. Alrededor de esos hechos se montó todo un circo político de acusaciones sobre las responsabilidades. Lo cierto es que se trata de una responsabilidad compartida. Hay tres responsables principales: las alcaldías (límites, politiquería, corrupción y falta de fiscalización de oficio), los avasalladores (que “legal” o ilegalmente avasallan y aplanan los cerros que circundan La Paz), y los ciudadanos que ocupan (con papeles truchos) terrenos loteados que violan las normas municipales establecidas desde hace décadas, a pesar de que existe un plan de uso de suelos para toda la ciudad donde se determinaron las áreas de riesgo.
Sobre loteadores, especuladores y aplanadores hablaremos en otro momento, así como sobre quienes a sabiendas de que es peligroso y de que está prohibido, ocupan terrenos de riesgo para construir sus viviendas.
La responsabilidad de las alcaldías es mayor porque debería ser un ente regulador y fiscalizador, por encima de los loteadores (grandes como Terrasur y pequeños también), y sobre las familias que se asientan en terrenos deleznables. La falta de fiscalización se ha convertido en una “norma” no escrita, que evacúa el contenido de las normas municipales existentes, por ejemplo, aquella que prohíbe construir a menos de 25 metros del cauce de un río. Nadie cumple, a nadie le importa. Hay una gasolinera exactamente sobre el río en la curva de la calle O de Obrajes. Y ahí seguirá hasta que se produzca un desastre.
Me preocupa lo que puede suceder en esta temporada de lluvias que apenas comienza, por dos temas sobre los que el alcalde de La Paz no ha tomado medidas efectivas de prevención. Al parecer, su política minimalista se reduce........
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