No sé si les pasa, cada vez me cuesta más coger el teléfono. Le tengo pánico. Como al decorado de terror de las novelas de Mariana Enriquez. No sé, es oír el tono y entrar en pánico, en una ansiedad anticipatoria que sospecha siempre lo peor. Como si presintiera que la normalidad fuera a explotar en busca de una pena pendiente, una deuda inacababa, el resultado de un análisis clínico o un embargo por desaparecer de la realidad. No crean, esto último es posible pues la........