Afortunadamente la aparición anunciada de Carles Puigdemont el pasado jueves 8 de agosto no dio para mucho. De nuevo de manera fugaz (nunca mejor dicho) volvía a cruzarse en la historia de este país.
Pero no hizo falta suspender la sesión de investidura debido a su detención, tampoco hubo incidentes serios con apenas seis mil de sus fieles a las puertas del Parlament.
Solo quedó la estéril polémica sobre su fuga y el papel de los Mossos, que eran los encargados de cumplir la orden de detención dictada por otro juez con ganas de entrar en política: Pablo Llarena.
Así, gracias a esa fallida y ridícula presencia, se pudo desarrollar el pleno de investidura con normalidad y ese mismo día de una manera más fácil de lo esperado fue elegido president el socialista Salvador Illa, con los votos de PSC, ERC y los Comunes. Gracias, gracies señor Puigdemont, por ponerlo sencillo.
El siguiente lunes con gran agilidad tomaba posesión su gobierno con tintes de transversalidad muy necesaria de cara la futuro.
Nombres de pesos pesados del socialismo catalán, alguna crítica en tiempos pasados como la alcaldesa de Santa........