Morir de frío en la calle

La historia de una persona que ha muerto de frío en la noche en nuestro barrio de San Juan, que ahora se ha convertido en el símbolo de todos los sin techo, es sumamente actual. Es la historia de una vida al borde de nuestra hipocresía, en el contexto de una sociedad excluyente, gratuitamente malvada, siempre dispuesta a señalar con el dedo y arremeter contra los más frágiles. Es una historia que debería hacernos pensar.

¿Cuántas personas sin techo vemos hoy en nuestras calles? ¿Cuántas veces permanecemos indiferentes ante sus ojos, sus manos extendidas y sus súplicas? Por supuesto, los individuos no podemos cambiar individualmente el estado de las cosas; el hecho es que la pobreza aumenta día tras día y se extienden peligrosos sentimientos de cierto resentimiento y casi hasta repugnancia contra quienes caen en ella.

Es verdad, no es sólo un problema nuestro. Hay grandes ciudades en el mundo resplandecientes donde, de noche, en las aceras, una humanidad desgarrada duerme a los pies de los gigantes del lujo, donde maniquíes descansan al calor con ropas que valen miles y miles de dólares dólares mientras gente desesperada yace en el suelo con ropa vieja, algunas cajas de cartón y una manta para protegerse del frío.

Es ante escenas como estas que deberíamos preguntarnos........

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