A don Florencio Roselló Avellanas

“Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros” (San Agustín, Sermón 340,1).

Me dirijo a usted que va a ser consagrado en la Catedral de Santa María la Real arzobispo de la Diócesis de Pamplona y obispo de Tudela el día 26 de enero y tomará posesión tras su consagración episcopal. Desde que se hizo público su nombramiento (allá por el 9 de noviembre del pasado año) hasta su ordenación episcopal y toma de posesión, habrá recibido no poca ni poco importante e interesante información sobre su nueva Diócesis. Me imagino que, una vez en Pamplona, usted mismo se tomará su tiempo prudencial para conocer, palpar y sentir in situ la realidad concreta de esta Iglesia local.

Mi reflexión, que hago a título individual y sin ser pedida por usted (de ahí también mi atrevimiento), bebe de un autor cristiano que usted conoce y, quizá, también ha leído y estudiado. Si lo hago así es porque algunos libros de este autor forman parte de mi biblioteca personal y de mi bagaje y trayectoria. El autor en cuestión es Dietrich Bonhoeffer –pastor protestante y teólogo luterano, nacido en 1906 y ejecutado por el nazismo en 1945–. Y la titulo “mirar la realidad desde abajo hacia arriba”.

Le invito a considerar la conveniencia de mirar la realidad eclesial y social navarra desde abajo. Y es que elegir cómo mirar la realidad es ya un acto de encarnación e inculturación que implica una implicación personal y colectiva de cierto tipo. Mirar desde abajo significa para mí cambiar de perspectiva, aprender a leer la realidad no desde lo alto de un pedestal o desde una cátedra o desde un despacho, sino a la altura de los ojos para encontrarnos con el otro y con los otros. También significa elegir partir de los últimos, los marginados, los excluidos de esta Iglesia y de esta sociedad navarras.

Mirar desde abajo puede ser una experiencia de valor excepcional porque se aprende a mirar los grandes acontecimientos desde la perspectiva de los que sufren. Mirar desde abajo puede ser la cátedra de la vida y de una vida comprometida. La Iglesia también debería adoptar esta perspectiva ascendente para poder hacer análisis más lúcidos y........

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