No es raro que los lunes, dada su impertinente índole metafísica, me incline a ver películas antiguas. De catástrofes, por supuesto. Las películas de catástrofes son terriblemente educativas, Lutxo. Por una parte, percibes lo fácil y rápidamente que pueden cambiar las circunstancias y la poca importancia que, en realidad, tienen las vidas humanas. Y por otra, observas lo mejor de nuestra naturaleza como especie: la solidaridad, el coraje y la esperanza. La........