A veces no dices toda la verdad, claro. ¿Quién no se calla algunas cosillas de vez en cuando? Todos lo hacemos. Callar es un arte. O debería serlo, Lutxo, viejo amigo. Estamos un lunes más en el Torino, Lucho y yo, observando el vibrante fluctuar de los eventos socioculturales y, tras dar un traguito al café con hielos, prosigo con mi discurso lunático de primavera: El arte de callar debería enseñarse en la escuela y en la universidad. Sobre todo en la Facultad de........