Imagina un tren que no para nunca. Tú vas montada en ese misterioso tren que nunca se detiene. Mirando la rápida y cambiante agitación exterior por la ventana. No recuerdas cómo has llegado hasta allí. Aunque, de vez en cuando te adormeces, claro. Pero también te gusta mirar las estrellas de la noche. Las estrellas de la noche son fascinantes, te dices a ti mismo bajando el cristal de la ventana para recibir por un momento el aire........