En calidad de bisoño periodista, me tocó vivir en casi primera fila el horror de las inundaciones de 1983 en Euskadi. 39 muertos no son 220, pero lo que vi entonces en vivo y en directo en Llodio, Orozko o Bilbao no fue muy distinto del dolor, de la destrucción y de la solidaridad que nos transmiten las imágenes de estos días desde Xiva, Paiporta o Algemesí. No todo es lo mismo, claro. Entonces no había móviles, ni tanta posibilidad como hoy de prever las........