Las tres principales “familias políticas europeas” (excesivamente distantes entre sí, poco reconocibles en su seno con líneas ideológicas escasamente alineadas en cada grupo) han acordado mantener un reparto tradicional al frente de las Instituciones evitando el ingreso de nuevos jugadores que pudieran “alterar” los equilibrios fundacionales de una Europa en un contexto de incertidumbre (y deseable transformación). Previsiblemente, acordando un camino más o menos compartido en torno a principios y valores de una “Unión Europea” abanderada de la democracia, de los derechos humanos, de un Estado de bienestar impulsado por un cierto “modelo social de mercado” con todos los matices e intensidades que se quiera, preparándose para afrontar cambios sustanciales que se traducirían tanto en una nueva Europa, como garantía de una reconfiguración de sus estados miembro, su composición y gobernanza. Quedaría pendiente la configuración de su Colegio de Comisarios o Gobierno de la Comisión que pudiera generar alteraciones relevantes dado el diferente peso ganado por otras fuerzas políticas en diferentes Estados Miembro, pendiente aún de las elecciones de estos días, en especial, en Francia y el peso destacado de Italia. Aquí veremos como lo que parece que no puede compartirse en la gobernanza de estados miembro, sí es posible y deseable en Europa.
Nuestra Europa afronta grandes retos de enorme magnitud, repensando la manera de generar una “autonomía estratégica” relevante para codirigir el futuro mundial y no verse relegada o anulada en la veloz carrera tecnológica, de crecimiento y de peso real en las variables que hasta hoy han dominado un mundo basado en peso demográfico, PIB, capacidad militar, entre otros.
Autonomía estratégica atenta, también, a una reorientación geográfica desplazando su fuerza a núcleos periféricos, fruto de las sucesivas ampliaciones alejadas físicamente y del eje francoalemán-Benelux y culturalmente retador de diferentes grados de gobernanza, estudios de desarrollo demográfico y, sin duda, rodeados de las grandes amenazas bélicas y/o fronterizas con espacios no unión-europeístas. Estos nombramientos, inevitables (yo diría, deseables) vienen acompañados de tensiones (en su mayor parte positivas para el largo plazo) hacia........