Aparecieron el lunes. Uno en la cristalera de nuestro amado templo del cortado mañanero. El otro, a la entrada de los baños. Resulta que uno de los viejillos ha visto el negocio. Se ha tirado toda la vida jodiéndose los pulmones a base de tabaco negro y hoy es el día en que para moverse por el mundo se sirve de un carrito eléctrico. Así que viendo cómo está el tema de los tuviseros, la oferta es clara: diez céntimos el viaje. Ojo, cuidado, que la cosa alcanza los seis kilómetros/hora de velocidad máxima. La propuesta tiene, a nuestro juicio, dos inconvenientes básicos. El primero, que el abuelo conduce y el pasajero se tiene que agarrar a donde pueda e ir de pie. Además no se proporciona casco de seguridad. El segundo es que el carrito tiene cesta, pero el aitite está en plan aerolínea de bajo coste, así que si quieres poner algo ahí –la txapela, el pan, lo de la frutería o lo que sea– hay recargo de 5 céntimos y además el servicio de transporte no se hace cargo de posibles desperfectos. Ante tal invento, el resto del personal ha decidido emprender su propia huelga, una de viajeros. Es más, en el local se ha instaurado la idea de que es lo que la población en general debería hacer con buses, tranvías, taxis..., una especie de cierre patronal pero a la inversa. Se haría, eso sí, una excepción con las ambulancias.

QOSHE - Transpórtame - Carlos González
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15.02.2024

Aparecieron el lunes. Uno en la cristalera de nuestro amado templo del cortado mañanero. El otro, a la entrada de los baños. Resulta que uno de los viejillos ha visto el negocio. Se ha tirado toda la vida jodiéndose los pulmones a base de tabaco negro y hoy es el día en que para moverse por el mundo se sirve de un carrito eléctrico.........

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