Ángel López

La previa del encuentro se ha envenenado en exceso por el cruce de declaraciones y comunicados de la Real y el Betis y los insultos por redes sociales. Demasiado ruido. La Real tomó una medida tan impopular como necesaria, porque por encima de todo está el recuerdo y el homenaje a Aitor Zabaleta, Aperribay resbaló con su populista frase en la Junta, que luego matizó en la sala de prensa, y el Betis condenó algo que ayer mismo hizo ¡con su filial!: no mandar entradas, en su caso el Club Deportivo Manchego. No es el caldo de cultivo más propicio para fomentar la armonía y el buen rollo entre dos aficiones, desde luego; pero hoy toca fútbol. Y el fútbol es fiesta, la excusa para ilusionarse, otro motivo para intentar ser más felices. A falta del partido en Cádiz del jueves, la Real clausura en casa esta tarde este 2023 que ha vuelto a ser fantástico, cuajado de momentos inolvidables; algunos de ellos, esta vez sí, vividos y disfrutados en la segunda vivienda que para muchos ‘realzales’ de corazón representa Anoeta. Cómo olvidar las celebraciones de Kubo tras marcar ante el Athletic, en enero encarado a la grada subido a una valla sin camiseta y en septiembre perreando; cómo no esbozar una sonrisa al recordar el triunfo ante el Real Madrid con esa sentencia de Barrene, de la fiesta de la Champions, con despedida a Illarra incluida, ante el Sevilla. Cómo no sentir orgullo con esos minutos de auténtica gloria, entre el Txuri Urdin y el gol de Brais en el partido ante el Inter; o con el primer tiempo ante el Benfica. Toca fútbol. Cohetes. Y el recuerdo a Aitor. Qué mejor que señalar al cielo para dedicarle un triunfo en este día tan especial. Fútbol. Real.