El Gobierno Petro, una “oportunidad histórica” repleta de corrupción

Colombia llega a 2026 con una sensación difícil de disimular: el proyecto político que prometía una transformación histórica terminó atrapado en su propia incapacidad de ejecución. El gobierno de Gustavo Petro no fracasa por falta de ideas ni por ausencia de discurso, sino por algo más grave en política: la imposibilidad de convertir la ambición en resultados concretos. El balance final deja más ruido que reformas, más polarización que consensos y más desgaste que avances estructurales.

Uno de los desaciertos centrales de esta administración ha sido confundir legitimidad electoral con gobernabilidad. Petro ganó con un mandato claro de cambio, pero gobernar implica negociar, ceder y ajustar. Sus reformas estructurales —salud, laboral y pensional— fueron presentadas con una carga ideológica fuerte, escasa pedagogía pública y deficiencias técnicas señaladas incluso por sectores afines. El choque con el Congreso fue constante y, lejos de corregir el rumbo, el Ejecutivo optó por la confrontación. El resultado fue previsible: reformas hundidas, mutiladas o aplazadas indefinidamente, y un gobierno que terminó culpando al “establecimiento” de errores propios.

La política de “Paz Total” se convirtió en el símbolo más claro de esa distancia........

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