“La modernidad líquida nos ha hecho espectadores de las tragedias ajenas, a menudo más preocupados por el espectáculo que por la compasión.”
Zigmunt Bauman.
Día a día enfrentamos una lucha entre el ser y el hacer en nuestra vida. El mundo está cada vez más interconectado, y parece que las únicas fronteras que nos quedan son las morales. Desde el saludo hasta la despedida del sol, las imágenes de pobreza y sufrimiento son omnipresentes en nuestros teléfonos celulares. Desde campañas benéficas de influencers hasta documentales impactantes, nos encontramos ante representaciones que buscan despertar nuestra compasión. Sin embargo, esta «pornografía de la miseria» plantea preguntas éticas cruciales sobre cómo se representan las vidas de quienes enfrentan la adversidad.
La forma en que se representan estas realidades tiene un impacto profundo en la percepción pública. Cuando las narrativas se centran únicamente en el sufrimiento, se corre el riesgo de deshumanizar a quienes las viven.
La pornografía de la miseria se refiere a la explotación sensacionalista de la pobreza en los medios de comunicación. Se presentan historias desgarradoras de personas en situaciones vulnerables, pero frecuentemente se omite su contexto, su dignidad y, lo más importante, su voz.
Según un estudio de 2017 de la Universidad de Cambridge, el 60% de las imágenes utilizadas en campañas de recaudación de fondos mostraban a personas en situaciones degradantes, contribuyendo a perpetuar estereotipos negativos sobre la pobreza.
La psicóloga Susan Fiske plantea que tales representaciones pueden provocar una respuesta emocional desproporcionada que nos lleva a sentir lástima........© Minuto30.com