07 de enero 2025 - 03:05
Los Reyes Magos me han traído una báscula, puñeteras y graciosas majestades, que además mide la grasa corporal y no sé qué otros índices (acusadores). Antes de estrenarla, dimos cuenta del roscón de Reyes, que es el punto final, redondo, a las comilonas de estos días. El roscón rodó raudo y ahora sólo resta la báscula, esperándome a puerta gayola.
Bascula el año entre yantares y ayunos, y yo estoy con el filósofo Higinio Marín en que ese balanceo esconde una gran sensatez antropológica. El deseo se embrida y se excita (¡a la vez!) con la austeridad y la contención. Si nos pasamos la vida dando gusto a nuestros caprichos, terminamos desordenando........