04 de diciembre 2024 - 03:08
Por alguna extraña razón, el alumbrado navideño de la ciudad en la que vivo se ha adelantado este año al 30 de noviembre. Yo imaginaba –iluso de mí– que este año, después de la tragedia de Valencia, se impondría un mínimo de cordura y de pudor (dos vocablos que ya no entiende nadie que se haya criado en la época del Homo tiktokensis) como muestra de comprensión hacia la gente que lo había perdido todo. Incluso pensaba que una parte del derroche en gastos navideños se dedicaría a socorrer a esa gente que lo había perdido todo en menos de una hora, o quizá incluso mucho menos, en cuestión de minutos. Eso pensaba yo, sí, pero se ve que estaba muy equivocado. Porque los ayuntamientos, lejos de reducir los gastos, han........