Ay, Arias, Arias

En la primera aparición pública del entonces flamante alcalde paceño Iván Arias Durán ante los industriales, su discurso se centró en una promesa: la sede de gobierno tendría el árbol de Navidad más alto del país. Temí en ese momento que el populismo había llegado al municipio que durante tres lustros se había defendido de una administración masista.

En los siguientes días, mediante declaraciones y acciones, el antiguo municipalista confirmó esa orientación. Al más puro estilo masista desmanteló la costosa edificación institucional construida en 20 años después de las catastróficas gestiones municipales de fines del siglo XX en La Paz. El delfín de Samuel Doria Medina, Omar Rocha Rojo, había hecho lo mismo en cuatro meses de ser burgomaestre transitorio en 2015.

Entre los dinamitazos de Arias están los destrozos en dos espacios que fueron orgullo local: la Secretaría de Culturas que pasó de ser la vanguardia nacional a ser una dependencia de las agrupaciones del folklore callejero, y las oficinas de gestión de riesgos, que, de ser ejemplo de meritocracia, fueron vaciadas. El despido de personal altamente calificado y con experiencia para prevenir y atender las emergencias de la compleja urbe, el desprecio a planes de contingencia, y el desecho de mapas de riesgos han resultado catastróficos para la ciudad.

Mientras, eran premiados los improvisados constructores como el equipo de Las Loritas, símbolo de la........

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