Las protestas actuales en contra de la jubilación obligatoria a los 65 años de edad tienen, no cabe duda, una motivación económica (las magras rentas del sistema vigente), pero también sicológica (la conciencia de estar más cerca al final del camino). Cuán cerca no lo sabemos, pero la ciencia ha progresado mucho en la predictibilidad estadística de la esperanza de vida individual con base en el estado general de salud, los antecedentes familiares y las enfermedades de base que arrastramos.
Hace un año, en el marco de controles médicos generales, visité a un geriatra, quien, con base en modelos sesudos aplicados a mis datos clínicos, me pronosticó 86 años como la edad más probable de vida. Tenía 76 y me vino a la mente la sentencia irrebatible de mi profesor de filosofía: “cada día es un paso hacia la tumba”. Desde luego esa cita no es estática, sino que puede acercarse en la eventualidad de enfermedades seniles o accidentes........