Soy enemigo de los bloqueos, y es que estos son una forma de secuestro, una coerción a la libertad fundamental de las personas. Aparte de este hecho de principio, siendo alguien que ha vivido casi toda su vida de la actividad del turismo, me siento doblemente afectado cuando tengo que enfrentarme a una situación de cierre de carretera. En mis tiempos de pequeño empresario, los bloqueos de Evo, podían en determinado momento convertir lo que había sido una buena venta de servicios en una pesadilla que concluía con una enorme pérdida económica. En otras palabras, se terminaba más pobre que cuando había empezado el servicio.
En una oportunidad, me tocó vivir la angustia de unos pasajeros que no pudieron cruzar un bloqueo entre el Lago Titicaca y La Paz para recibir atención médica. El miedo de la mujer, con síntomas que hacían temer un infarto, el auxilio médico, solo por teléfono, que no podía recetar otra cosa que reposo y calma, y tener al día siguiente que volver a Perú para recibir atención médica, significaron horas de........