Hubo un tiempo muy lejano, allá por finales de los setenta y primeros ochenta del siglo pasado, en el que los dirigentes de la UGT acuñaron un eslogan que era orgullo y seña de identidad: "Un sindicato no se mide por lo que pide, sino por lo que consigue". Se referían a derechos. El Estatuto de los Trabajadores de 1980 o los Acuerdos Marco —que diseñaron unas relaciones laborales equiparables con las democracias europeas— son consecuencia de esa voluntad de asentar un sindicalismo democrático frente a unas Comisiones Obreras controladas por el PCE y muy politizadas.
Hoy, el "sindicalismo de clase" ni se molesta en pedir. Se lo dan de oficio. En poco más de dos años UGT y CCOO han recibido subvenciones del Gobierno, las Comunidades Autónomas, Diputaciones y Ayuntamientos por importe de 168.344.571 € (75,5 millones en 2022 y 92,9 en 2023 y hasta el primer trimestre de 2024).
Les parece poco. Coincidiendo con la celebración del Primero de Mayo, la agencia de noticias del Gobierno (EFE) difundió dos bulos con origen sindical: que la financiación de los sindicatos en España proviene principalmente de las cuotas de sus afiliados y que en 2023 la cantidad recibida fue de 17 millones, que "consideran escasos dada la labor que realizan como agentes sociales".
Nos haremos una idea de la importancia de las subvenciones si las comparamos con........