Se ha dicho, con razón, que si las grandes tormentas, huracanes y ciclones reciben un nombre propio para distinguirlas de otras, por qué las Depresiones Aisladas en Niveles Altos (DANA), antes "gotas frías", y ya llevamos unas cuantas desde hace décadas y antes, cuando sólo eran mal tiempo y riadas, no reciben nombre alguno. En este trágico caso valenciano, castellano-manchego y andaluz, lo tenemos bien fácil. ¿Cómo nominarla con otro nombre que el de Pedro Sánchez, el presidente del gobierno en ejercicio cuando su violencia devastó el levante español y partes del Sur con grave sufrimiento de sus ciudadanos?
En cuanto comenzaron a difundirse las noticias de la tragedia me lo temí. Alguien podría tener la tentación de convertir la catástrofe para revertir el proceso, hasta ahora creciente e inevitable, de deterioro del gobierno socialista. Ya se intentó durante la pandemia de COVID, cuando trató de culparse, cómo no, a la Comunidad de Madrid, cuando se cerró ilegalmente en Parlamento para evitar comparecencias y clamores y cuando se usaron los medios públicos para organizar un tinglado corrupto que ya está en los juzgados, el caso Ábalos, o Koldo, o Sánchez.
Ya se hizo con toda precisión y alevosía durante el 11-M, tras el mayor atentado terrorista de la historia de Europa, con 192 muertos y alrededor de 2.000 heridos. La oposición socialista, en lugar de respaldar al........