Hubo un tiempo en que la pregunta era tan recurrente que casi se convirtió en un eslogan. Aunque "recurrente" no es la expresión exacta. Sería más correcto decir que era algo así como un acto reflejo. Una sucesión de sílabas que se tenían que decir cuando se daba la situación, igual que se dice "es como todo" al escuchar el despotrique del vecino con el que se comparte ascensor. De esa forma uno salía de clase de historia, por ejemplo, o de ver La lista de Schindler, y se descubría a sí mismo avasallado repentinamente por un peso misterioso parecido al de la responsabilidad. Y se veía de pronto moviendo los labios sin querer, como si un poltergeist verborreico hubiese tomado las riendas de su corazón. Y se escuchaba decir, con hondura y desde muy lejos, "¿cómo pudo pasar?", mientras la gente alrededor hacía un ligero gesto con la nuca y dirigía la mirada al suelo sin soltar una palabra, dando a entender que........