Así visto, parece impecable el planteamiento, pues, no habrá solución para un mal, cualquiera que sea, si antes no se reconoce que el mal existe y su dimensión.
Aunque no es menos cierto que el reconocimiento del problema, las causas que lo originan, y la motivación de quienes abonaron el camino para perturbar el orden social y beneficiarse del desorden es quizá la tarea más compleja, que sólo se puede iniciar contando con la generosidad de todos y el culto a la verdad objetiva que condujo a la degeneración.
Lo que creo que es ocioso pedir a la sociedad degenerada es que determine quién puede ser el encargado de la regeneración. La respuesta, ordinariamente, no será positiva, identificando al regenerador, sino negativa, determinando quién no puede ser el artífice de la regeneración. Nunca quién degeneró puede........© Libertad Digital