El idioma catalán, que a fuerza de sobreprotección lacrimógena durante medio siglo ha acabado convirtiéndose en algo muy parecido al hijo tonto de la gran familia de las lenguas románicas, otra de esas criaturas tan patológicamente enclenques, dependientes y frágiles que devienen incapaces de subsistir por sí mismas ni siquiera durante un cuarto de hora cuando se las deja expuestas al libre albedrío propio de los adultos sanos, volverá a ser objeto de obsesión rutinaria por parte del nuevo Ejecutivo de la Generalitat. Y de ahí que el........