En España tenemos la convicción generalizada de que no interesamos a nadie. Pero, a lo mejor no es así. Pablo González, nieto de un niño de la guerra, liberado por las autoridades polacas para ser intercambiado por algunos opositores y ciudadanos occidentales encarcelados por Putin, ha sido incluido en un grupo donde había un asesino, algunos espías, un hacker y un contrabandista. Su abogado, Gonzalo Boye, dice que no es más que un periodista acusado sin pruebas puesto en libertad gracias a los esfuerzos de Putin. No se lo cree ni él. Pablo González es, como diría la Connie Sachs de Le Carré, un seis cilindros preparado por Karla o por quien sea que dirija hoy el correspondiente departamento del GRU. Que su abogado sea precisamente Gonzalo Boye, como ya lo fue de un bloguero ucraniano prorruso, residente en España, Anatoly Shariy,........