Sólo hay dos cosas que me resulten más deprimentes que el "obsceno espectáculo de ver a políticos que nombran a los jueces que pueden juzgar a esos políticos", como lo definió con acierto y ausencia total de vergüenza el ínclito Gallardón. Ese apartado de ganado que lleva años haciéndose en contra de la letra y del espíritu de la Constitución no sólo es uno de los momentos más estéticamente repugnantes de la vida política española, sino que además es de los más dañinos para nuestra democracia, cuyos enormes problemas actuales nacen precisamente de esta invasión de un poder por los otros dos, que en el fondo son uno: el........