De mi corto pero inolvidable paso por la sección de Sucesos de este periódico recuerdo muchos episodios difíciles de narrar pero si hay algo a lo que me costó acostumbrarme fue a saber que había personas a las que, una vez en la morgue, nadie reclamaba. Aunque muy joven en aquellos años, no era tan ingenua como para pensar que todo el mundo tenía una red de afectos familiares y de amistades tan sólido como el mío o como el de cualquiera de ustedes. La exclusión social siempre ha estado ahí y todos hemos visto, desde niños, gente pidiendo en la calle o dando tumbos, un día sí y otro también, por culpa de un exceso de alcohol.
Sea como sea,........