Luz verde olivo: la guerra como política

El 29 de diciembre de 2023 la Fiscalía General del Estado de Michoacán llevó a cabo un operativo para el desmantelamiento de una red de antenas y equipo de cómputo que el grupo criminal “los Viagras” utilizaba para brindar internet de forma monopólica y a precios elevados a la población de Tierra Caliente. Cuando hablamos de inseguridad, violencia y crimen organizado en México, referirnos solamente al narcotráfico ya es insuficiente. El crimen organizado se ha expandido no solamente en número, sino en actividades como la provisión de bienes y servicios en diversos territorios. Tan solo para el año 2020, el Programa de Política de Drogas ya estimaba la presencia de, al menos, 150 grupos criminales activos en los 32 estados del país.

La fragmentación de los grupos del crimen organizado es, en parte, una consecuencia de la estrategia de seguridad que abanderan los enfrentamientos y los “combates frontales” de las fuerzas armadas, los cuales han persistido a lo largo de los años y se han intensificado a partir del inicio de la “Guerra contra las drogas” hasta la actualidad. Este prolongamiento de la “guerra” ha provocado que los grupos del crimen organizado busquen formas de sobrevivir. Como “los Viagras”, muchos grupos criminales han expandido su “cartera” de actividades para establecer control territorial. A lo largo de los años, hemos visto la diversificación de los mercados ilegales hacia la trata de personas, la extorsión e, incluso, hacia actividades fiscales y regulatorias como el cobro de impuestos, micropréstamos y, como mencioné, la provisión de bienes y servicios.

Para entender la violencia que se vive en México es necesario entender que el crimen organizado no existe sin el Estado. El crimen organizado existe porque hay un Estado que lo permite. La relación entre el Estado y el crimen organizado no es una suma cero, sino más bien un continuo de colaboración-competencia. Esta relación ha fluctuado a lo largo de los años en un contexto de guerra criminal, cuyos antecedentes datan de los años ochenta para el caso mexicano. En 1985, el homicidio de Enrique “Kiki” Camarena, un agente de la Drug Enforcement Administration (DEA), llevó a una crisis interna dentro del cártel de Guadalajara y a su posterior fragmentación.........

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