Milei y el regreso del menemismo

Siempre fue altamente probable que la oposición ganase la elección presidencial de octubre y noviembre de 2023 en Argentina. Después de todo, esa ha sido la regla en casi todas las elecciones en América Latina desde 2018: tal es el grado de justificado descontento en una región donde muchas economías están estancadas y muchos sistemas políticos no dan a los ciudadanos los buenos servicios públicos que merecen. Esto resulta especialmente claro en el caso de Argentina: el gobierno peronista de Alberto Fernández se mostró incapaz de ofrecer estabilidad económica y crecimiento; el presidente ni siquiera logró la libertad de imponer políticas racionales frente al poder de veto de su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

La pregunta era más bien qué tipo de opositor ganaría. Mientras que los sistemas políticos en muchos países latinoamericanos se han fragmentado, Argentina conservaba dos coaliciones aparentemente estables: el peronismo y Juntos por el Cambio (JxC), este último amalgama de la vieja Unión Cívica Radical y el Pro, conservador y de origen más reciente del expresidente Mauricio Macri. Pero JxC se autodebilitó con una lucha interna sobre quién sería su candidato. Su relativa moderación no sintonizaba con la exasperación de los argentinos por la inflación, la corrupción y la pobreza. Quien sí logró encarnar esa exasperación fue Javier Milei, con teatralidad (la motosierra como accesorio de campaña), con sus palabras soeces y su denuncia populista contra “la casta” (término acuñado por el Movimiento 5 Estrellas de Italia, y popularizado en el mundo hispanohablante por Podemos).

La victoria aplastante de Milei, con un........

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