Protestas en Venezuela: Los otros nunca son los buenos

Fueron tres tiros en la cabeza. A uno por persona. Fueron tres muertos. La protesta convocada el pasado 12 de febrero por los líderes opositores María Corina Machado y Leopoldo López encendió una mecha en varias ciudades venezolanas y reventó con los decesos de Bassil Da Costa, 24 años, Juan Montoya, 40 años, y Robert Redman, 31 años. Con ellos y 66 heridos y 153 detenidos que, en su mayoría, han sido liberados con régimen de presentación y prohibición de declarar a medios de comunicación. Por eso hay testimonios imprecisos sobre las torturas recibidas.

Los tres cayeron en Caracas, en lugares distintos y entre ráfagas de balas que el gobierno atribuye a mercenarios opositores. La acusación no es nueva, pero esta vez surgen investigaciones como la del diario Últimas Noticias, en las que resulta difícil negar la participación de organismos oficiales en la muerte del carpintero Bassil Da Costa. El caso del revolucionario Juan Montoya apunta hacia una responsabilidad similar y el propio presidente Nicolás Maduro especuló que ambos fueron ejecutados con la misma pistola. La muerte habla con murmullos ininteligibles que se repiten, por eso cuando el cuerpo de Da Costa golpeó la acera de la intersección de las avenidas Sur 11 y Este 2, en el centro caraqueño, Robert Redman no la escuchó. Estaba ayudando a cargar el cadáver del carpintero unas cuadras hacia el sur. Pocas horas después, otros cargarían el cadáver de Redman en el este de la capital.

Caracas es una ciudad partida en dos donde cada parte está, a su vez, en un cajón de espejos que devuelven la propia imagen hasta el infinito. El este y el oeste como espacios........

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